Con el invierno llegan la lluvia, la humedad, el frío y el viento, esto tiene un efecto adverso sobre nuestra piel.
- Unas sencillas precauciones
En invierno, evita el uso de agua muy caliente. Las altas temperaturas del agua deshidratan la piel y por tanto suponen una pérdida de lubricación, dejándola seca, sin brillo y con una apariencia poco saludable.
- Hábitos diarios
Es importante para la piel hidratarla a diario, después de la ducha y antes de irse a la cama.
- Beber agua
El agua juega un papel importante en la calidad de nuestra piel, ya que limpia e hidrata nuestro cuerpo. Bebe sólo la cantidad que el cuerpo “quiera” (cuando tengas sed).